Eduardo Luzanilla Galaviz

Eduardo Luzanilla Galaviz, a beloved soul born on February 13, 1953, in La Tinajera, Sonora, Mexico, passed away on October 11, 2025, in Phoenix, Arizona, due to complications from a cerebrovascular stroke. He leaves behind a tapestry of memories woven from his innumerable acts of kindness and a life deeply rooted in the values of community service and camaraderie.

A first-class welding technician, Eduardo dedicated a significant chapter of his career to Grupo Gamesa for ten years before contributing his expertise to the Northwest "Model" Brewery. His professional journey was marked not only by skill but also by his commitment to enhancing the lives of those around him, evidenced by his role as a board member for the Obregon Sonora in 1993 and his involvement with the National Commission on Human Rights in 2013. These endeavors exemplified his unwavering belief in the power of community and the importance of standing up for those in need.

Eduardo's education at Technica #2 School laid the foundation for a fulfilling career that led him to one of his proudest accomplishments: owning his own welding business. This feat was not merely a testament to his hard work and ingenuity but a reflection of his tenacity to forge his path, hands busy but heart free.

Outside of his professional achievements, Eduardo's true essence shone through in his personal passions. He reveled in the freedom of riding his motorcycle, embracing the open road with an adventurous spirit, and relishing the beauty of the great outdoors. His laughter echoed like the wind as he rode through life, leaving traces of joy in every community he touched.

He cherished moments spent with family and volunteered tirelessly to assist the less fortunate, demonstrating a profound commitment to giving of himself. He is remembered fondly for his unfailing kindness, his favorite place to visit being Walla Walla, Washington, where serene landscapes met his love for adventure.

Eduardo is survived by his devoted wife, Candelaria Escalante, and their vibrant family: children Guadalupe, Alma, Marcela, and Maribel; grandchildren Javier, Jennifer, Margarita, Brandon, Diana, Miguel, Valentina, Abel, Izrael, Fernanda, Eduardo, and David; as well as his cherished siblings: Francisco, Lidia, Luz, Rosalio, Blanca, Heriberto, Eraclio, Alicia, and Roberto. He was preceded in death by his beloved parents, Roberto Luzanilla Lopez and Artemisa Galaviz Valladares.

In remembrance of Eduardo, we invite those whose lives he touched to gather for a visitation at Avenidas Funeral Chapel in Avondale, AZ, on October 16, 2025, from 2:00 PM to 4:00 PM. Here, we will share stories of his generous spirit as we celebrate a life well-lived and the indelible impact he has left on our hearts.

As the colors blue and white, his favorites, paint the skies, and flour tortillas with carne machaca beckon at the dinner table, may we remember Eduardo not just for the moments of his life but for the legacy of love and kindness he bestowed upon us all.

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Eduardo Luzanilla Galaviz, un alma querida nacida el 13 de febrero de 1953 en La Tinajera, Sonora, México, falleció el 11 de octubre de 2025 en Phoenix, Arizona, debido a complicaciones derivadas de un accidente cerebrovascular. Deja tras de sí un tapiz de recuerdos tejido a partir de sus innumerables actos de bondad y una vida profundamente arraigada en los valores del servicio a la comunidad y la camaradería.

Eduardo, un técnico soldador de primera clase, dedicó un capítulo importante de su carrera al Grupo Gamesa durante diez años antes de aportar su experiencia a la cervecería Northwest «Model». Su trayectoria profesional se caracterizó no solo por su habilidad, sino también por su compromiso con la mejora de la vida de quienes le rodeaban, como lo demuestran su papel como miembro de la junta directiva de Obregón Sonora en 1993 y su participación en la Comisión Nacional de Derechos Humanos en 2013. Estas iniciativas ejemplifican su inquebrantable fe en el poder de la comunidad y la importancia de defender a los más necesitados.

La formación de Eduardo en la Escuela Técnica n.º 2 sentó las bases de una carrera profesional satisfactoria que le llevó a uno de sus logros más preciados: ser propietario de su propio negocio de soldadura. Esta hazaña no solo fue una prueba de su esfuerzo y su ingenio, sino también un reflejo de su tenacidad para forjar su propio camino, con las manos ocupadas pero el corazón libre.

Más allá de sus logros profesionales, la verdadera esencia de Eduardo brillaba en sus pasiones personales. Disfrutaba de la libertad de conducir su motocicleta, abrazando la carretera con espíritu aventurero y saboreando la belleza de la naturaleza. Su risa resonaba como el viento mientras recorría la vida, dejando huellas de alegría en cada comunidad con la que entraba en contacto.

Apreciaba los momentos que pasaba con su familia y se ofrecía incansablemente como voluntario para ayudar a los menos afortunados, demostrando un profundo compromiso con el servicio a los demás. Se le recuerda con cariño por su bondad inquebrantable. Su lugar favorito para visitar era Walla Walla, Washington, donde los paisajes serenos se unían a su amor por la aventura.

A Eduardo le sobreviven su devota esposa, Candelaria Escalante, y su vibrante familia: sus hijos Guadalupe, Alma, Marcela y Maribel; sus nietos Javier, Jennifer, Margarita, Brandon, Diana, Miguel, Valentina, Abel, Izrael, Fernanda, Eduardo y David; así como sus queridos hermanos: Francisco, Lidia, Luz, Rosalio, Blanca, Heriberto, Eraclio, Alicia y Roberto. Le precedieron en la muerte sus queridos padres, Roberto Luzanilla López y Artemisa Galaviz Valladares.

En memoria de Eduardo, invitamos a aquellos cuyas vidas tocó a reunirse para una visita en la capilla funeraria Avenidas Funeral Chapel en Avondale, Arizona, el 16 de octubre de 2025, de 2:00 p. m. a 4:00 p. m. Allí compartiremos historias sobre su generosidad mientras celebramos una vida bien vivida y el impacto indeleble que ha dejado en nuestros corazones.

Mientras los colores azul y blanco, sus favoritos, pintan el cielo, y las tortillas de harina con carne machaca nos llaman desde la mesa, recordemos a Eduardo no solo por los momentos de su vida, sino por el legado de amor y bondad que nos dejó a todos.